jueves, 27 de marzo de 2014

Nuestro "amigo Antoni Gaudí", un comentario mágico...

Deseo compartir un comentario que me llegó por privado de una lectora que devoró el libro en un fin de semana. No es “blogger”, no es crítica literaria, pero para mí la opinión de los lectores es tanto o más válida. Y la que sigue, me ha conmovido. En las conversaciones de Nicolás con Antoni, es el niño quien relata la historia, pero ella me brinda aquí su visión de la reacción de Antoni en tales encuentros. Sencillamente mágico. Es un comentario lleno de sentimiento. Estoy en las nubes, creo que ella sería una escritora maravillosa... sé que es una gran lectora, tiene una base sólida para el siguiente paso. Tal vez un día se decida, ella, a regalarnos alguna de las historias que crecen en su interior. Gracias Mamen Díez (en la foto). Comienza así:

El único verdadero viaje de descubrimiento consiste no en buscar nuevos paisajes, sino en mirar con nuevos ojos. Cuando decidí acompañar al niño en su aventura, poco podía suponer que era yo la que me adentraba en lo ignoto, en un universo para mí desconocido hasta entonces. Ocurrió durante esas horas de la noche en que todo parece suspendido en el tiempo, esperando a que la mañana traiga de nuevo la vida y el movimiento a nuestra rutina. Una luna llena imprimía un halo de plata a cada rincón del parque, pero a pesar de ello, el muchacho no había percibido mi presencia. Ya había estado allí antes, pero ahora observaba todo por delante del velo blanco de los prejuicios; esa claridad traía cientos de preguntas prendidas en su estela a las que, más tarde ,debería buscar respuesta. Sin embargo, un destello azulado me hizo sentir un escalofrío, alguien me observaba. Giré la cabeza buscando al pequeño; él también se había detenido y me estaba mirando fijamente. ¡Me había descubierto! Volví a percibir ese brillo zarco pero esta vez junto al pequeño. Una sombra se conformaba antes mis ojos materializándose cada vez más con cada uno de mis parpadeos y... ahí estaba él.
La sombra de Gaudí iluminaba el entorno y mi mente recién desperezada comenzaba a entender. Había tardado 306 páginas en recorrer aquella aventura iniciática, pero apenas un par de párrafos en adentrarme en un mundo lejano en el tiempo, pero siempre presente para los que quieren ver, en el universo del "todo es posible", de la magia llevada a las formas y de los sueños plasmados en piedra. Sin duda, mi próximo viaje a Barcelona será un nuevo descubrimiento, una nueva primera vez, un volver a descubrir, en el que surgirán nuevas preguntas. Gracias Alex, por haberme proporcionado el placer de esta lectura, por haberme presentado a Bibi, que tanto me ha recordado a un ser parecido que estuvo en mi vida y que ya partió, a Nico con su mente despierta y al gran desconocido para muchos, nuestro "amigo Antoni".
Mamen Díez Blanco

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